Wednesday, October 19, 2005

“No es la tierra la malagradecida, el ingrato es el cielo”


Esta es una imagen de las tierras donde el maíz mora en Guacayvo. El día en que tomé la foto, las semillas ya no eran más semillas, habían crecido y estaban altas y verdes. Veían al cielo levantando sus hojas como implorándole que este año llegara la lluvia a tiempo. Las manos de los habitantes de Guacayvo que trabajaron tanto tiempo arando y sembrando estaban aguardando a que las tierras dieran alimento para el alma y el cuerpo. El cielo, el sol, la tierra, una trilogía que parecía casi perfecta, este año no funcionó y no dio frutos. Las aguas no quisieron bajar cuando el maíz las esperaba, el maíz no pudo crecer cuando los Tarahumaras lo esperaban.

1 comment:

Roberto A. Juarez-Garza said...

¿Será la primera vez? Nomás falta que sea culpa del cambio climático.