Tuesday, October 16, 2007

sala de cuidados intensivos

Hay lugares que no dejan de doler. Para mí, uno de ellos es el Hospital San José. Entrar ahí irremediablemente pone una granada en mi garganta que provoca un llanto interior, difícil de contener.

Fui a ver a mi amigo Ricardo, que se encuentra internado. Nada grave. Me bajé de mi auto y conforme iba avanzando: la cafetería, la capilla, el patio con sillas metálicas, la sala de cuidados intensivos. Suficiente. Y te vas diciendo: "No llores, no llores". Y no lloré, pero me contuve con todas mis fuerzas. No quería llegar al cuarto de Ricardo así. No sé, uno siente que porque pasó el tiempo es hora de haber superado las cosas. La muerte.

La sala de cuidados intensivos, donde la familia y amigos esperan es un micromundo, del que a veces pienso me gustaría hacer una película, un documental o un post para el blog (¿como éste?). Ahí el tiempo se detiene, hay una desconexión casi total con el mundo de afuera. Las personas esperan la recuperación o la muerte de la persona. Aunque la mayoría de las veces lo que uno menos quiere es pensar precisamente en esto.

Entonces, en momentos se crea un área de tertulia, de convivencia. Platicas con quien te visita y conforme pasan los días comienzas a convivir con las otras personas que están ahí, como tú, en una pausa casi atemporal. A veces ríes y la gente dice: "qué bien está, creí que iba a estar más perturbado, desconsolado...". Creo que en momentos de tanto dolor el cuerpo sin querer pone una barrera, en donde el dolor ahí está pero simplemente crees -en ese momento- que no duele tanto. Seguimos viviendo.

Luego llegan los baños de realidad. Uno era cuando entraba a ver a mi padre y lo veía ahí suspendido entre la vida y la muerte. Sales y te das cuenta que toda esta situación es de lo más extraña, casi increíble de creer. Apenas ayer o antier o hace dos semanas cenaba y platicaba con él. Sales y si en la sala hay ese ambiente de tranquilidad mejor te vas a la capilla a llorar. Pobre Dios. Para qué recordarle a los de la sala de cuidados intensivos la dimensión del porqué están ahí sentados. Otro, era en las noches, cuando tendidas en el piso mi mamá y yo, sin decir nada, nos apretábamos las manos.

Ayer, haber entrado y ver todos esos rostros de padres, esposas, hijos, nietas me recordó a mí. Me trajo a esas dos semanas donde la vida te cambia, pero no tienes la visión para determinar qué tanto. Había silencio. Un padre y su hijo con la mirada absorbida por profundos pensamientos. Una señora, que interrumpida por el saludo de un niño, no pudo evitar sonreir. Toda una familia platicando. Bueno, no todos... no todos podían subir a esa superficie.

Pulsé el botón del elevador. Di un trago de saliva y apreté la mandíbula. Se abrieron las puertas en el piso 8. Inhalé. Exhalé. Toqué la puerta del 844. Una sonrisa para Ricardo.

5 comments:

Anonymous said...

Hola Andrea, soy un fan de tu blog y en esta ocasión me conmoviste profunadamente; normalmente paso, leo, y me voy, pero esta vez no pude hacerlo.


Un saludo y mi admiración.

Cachalote said...

No se cuántas veces me quedé en el pasillo de la sala de urgencias esperando a que saliera mi mamá o que llegara mi abuela.
Quizá soy un clavado, pero la que más recuerdo fue una noche donde donde el flores presentaba una nueva propuesta de radio universidad llamada portishead... all mine fue el soundtrack de un sentimiento muy parecido al que describiste en tu post... caras largas, miradas perdidas, llamadas alteradas a las afueras del hospital.
Salía de ahí y me iba a la prepa donde curiosamente, podía ver la torre del IMSS donde estaba internada, casi sentía que la veía desde la escuela.
En una de todas esas noches, llegó una tía para decirme justo eso que nadie quiere escuchar.
Nunca he regresado al hospital. Qué fuerte tu experiencia.

UN ABRAZOTE ANDREA...

Atte:
Cachalote

PD: Cuando quieras preguntame lo que sea con respecto a foto, y si puedo te ayudo con mucho gusto.

Anonymous said...

Yo también soy fan de tu bolg; por cierto que me encantas la manera en que redactas.... también me conmoviste.
Un abrazo!!! y por favor no dejes de escribir

Andrea Mentxaka said...

Oigan pues que chido ver que hay lectores de mi blog jaja como que a veces uno siente que escribe para uno (que no está mal).

Y no duden en dejar comentarios en otros post menos grises que éste.

Cachalote, gracias por compartir tu experiencia.

Ana said...

Dejame decirte que tienes una "fans" mas de tu blog, es realmente curioso como llegue a el (buscando la letra de la cancion de cepillin una mosca pegada en la pared para mi sobrina de 4 años). Hubo algo que me mantuvo leyendo hasta llegar a esta parte donde pude derramar unas lagrimas que traia guardadas desde hacia ya varios dias, mi padre murio hace 6 meses y la experiencia descrita por ti me hizo recordar ese dia donde mi familia y yo vivimos algo similar.
Me encantas
Ana
Tijuana BC