Wednesday, August 09, 2006

Balún Canán

No sé si les ha pasado que hay momentos en los que se sienten como dentro de una novela que ya leyeron; como si ese instante les trajera la misma sensación o sabor que les dejó ese libro. Así me pasó hoy, sentía que lo que pasaba tenía algo de Balún Canán.

El drama indigenista llegó a mi casa. Bueno tal vez estoy exagerando. Pero hoy mi mamá me dice que Lucecita, la muchacha que ayuda en la casa se va.

Lucecita, como le llamamos en mi casa porque en realidad se dice llamar Lucy, es una muchacha de 22 años de origen indígena. Vive en Hidalgo, con sus parientes habla en su lengua, y con los de aquí de la casa habla un mal español. Le he preguntado de qué origen es o qué lengua habla, pero no sabe decirme.

Pues Lucecita se fue tres semanas de vacaciones y llegó el domingo pasado. El día que llegó la abracé y la noté contenta; pero después veía que tenía un semblante bastante gris, lucía triste y pensativa. Pensé que era el haber dejado su comunidad y ahora estar de nuevo en la ciudad, una añoranza pasajera.

Hasta que hoy le dijo a mi mamá a las 11 a.m. que ya se iba, y cuando le dijo ya era YA. Sus maletas estaban en la entrada. Mi madre casi se cae para atrás, le preguntó si le habían hecho algo o qué era lo que le pasaba. Le contestó que no, que no sabía que tenía. Que sabía que mi mamá y yo la queriamos, pero que sentía algo aquí (y se señalaba el pecho).

Mi mamá, con casa de asistencia llena, ya no sabía ni qué decirle ni qué ofrecerle. Le decía: "mínimo quédate hasta el sábado para que juntes más dinero, aunque sea para que valga la pena tu venida y puedas regresar bien". Y Lucecita que no y que no.

Entonces la Sra. Trillo sin entender bien qué pasaba con la ahora confundida 'Luce' le habló a su hermana Sabina, quien también trabaja en Monterrey. Y pues Sabinita le decía que así estaba de necia Lucecita y que ni quién la sacará de ahí. "¿Pero por qué?!" le preguntaba mi mamá... y Sabinita le dice:

"Luego le cuento bien... pero fíjese que tenemos una prima que es muy mala, vive allá y se quiso venir con nosotros y no nos la quisimos traer. Y pues nos dijo 'Pos no me lleven si no quieren pero van a ver lo que les va a pasar y se van a regresar más rápido que ya'. No sé que siente mi hermana que entonces ya se quiere ir."

Y así se termina la historia. Lucecita sucumbe ante la maldición de su prima y ahora sí que ni cómo ayudarle. Ni las palabras de mi mamá que le repetía que no se asustara, que si ella estaba con Dios no tenía porqué pasarle nada.

Palabras mágicas de la malvada prima de Hidalgo, que como no se le hizo a ella venirse pues ahora tampoco se le hace a Lucecita trabajar aquí y ganar su dinerito. Esta anécdota me dejo el sabor de la magia indígena que saboree leyendo la novela de Rosario Castellanos.

2 comments:

Anonymous said...

Me encantó tu historia, definitivamente se te dá más la narrativa que el análisis político. Saludos.

Roberto A. Juarez-Garza said...

Lucecita seguramente es tolteca.